"Tenemos que aprender a sonreír con la mirada"

27/06/2022

Hablamos con la Hermana Juana. De origen mejicano, ahora ejerce su labor en Bata, una gran ciudad de Guinea Ecuatorial. Allí, las Hermanas colaboran en el Centro de Salud. Esta misión sufrió en marzo del año pasado una gran tragedia, cuando una serie de violentas explosiones sacudieron por accidente el centro de la ciudad, dejando tras de sí enormes pérdidas humanas y materiales.

Tras la catástrofe, Fundación Juan Bonal puso en marcha una campaña de ayuda a las víctimas. Cuéntanos qué hicisteis para ayudarles.

Las explosiones afectaron a varios barrios, fue algo dramático. Muchos fallecieron, dejando un elevado número de viudas, niños huérfanos... Además, las casa aquí son débiles y muchas fueron destruidas: sobre todo, se dañaron techos, ventanas, puertas, paredes... Ante todo eso, nosotras fuimos a visitar a las familias afectadas y pusimos en marcha el proyecto de ayuda a las víctimas que fue posible gracias a la campaña de Fundación Juan Bonal. Con este proyecto, reconstruimos muchos hogares para los supervivientes.

¿Qué hicisteis en el ámbito de la salud?
Fuimos a ayudar al Hospital General de Bata. Estaban desbordados, no daban abasto. Les llevamos medicamentos, elementos de cura, etc. Muchas víctimas tuvieron que ser atendidas en otros lugares, como colegios y centros diferentes. También fuimos a esos lugares a prestar nuestra ayuda.

¿Qué otras ayudas recibisteis?
El Gobierno también se movilizó y ha facilitado algunas ayudas a los damnificados. Además, empresas y otras ONGs nos enviaron alimentos. Con ello, nosotras preparamos bolsas de comida que llevábamos a las familias en nuestras visitas, y así nos asegurábamos de que tuvieran con qué alimentarse.

¿Cómo está hoy la situación, más de un año después?
La situación en general se ha ido recuperando poco a poco. Gracias a la ayuda que han recibido, las víctimas han vuelto a la normalidad, dentro de lo que cabe. Se ha erigido un monumento en la zona de la tragedia, en recuerdo a los que perdieron la vida. Pero la huella psicológica no ha desaparecido. Quedan muchas cosas por superar, sobre todo la pérdida de personas, de una madre, de un hijo... Algunos han quedado mutilados. Son heridas que permanecen. Algunos se siguen sobresaltando con el menor ruido, pero intentamos que lo vayan superando progresivamente.

Mirando hacia el futuro, ¿cuál es el gran reto ahora en vuestra misión?
Lo que más afecta a nuestra población es la enfermedad: fiebres tifoideas, paludismo, VIH... La falta de alimentos, la falta de agua y de higiene, son factores que inciden muchop en esto. En la Casa de Salud acogemos cada vez a más personas, y es un centro de referencia en la atención sanitaria para el VIH: tenemos dos consultas dedicadas exclusivamente a esto, para atender a este tipo de pacientes con mayor calidad. Queremos seguir ayudando, especialmente a los que no tienen recursos, y debemos mantener la atención sanitaria a un coste bajo. El Gobierno también nos ayuda y envía medicinas y pruebas serológicas para los pacientes de VIH, por ejemplo.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Disfruto con poder ayudar y servir a los más pobres. Me gusta sentir que las Hermanas somos presencia del amor. Tenemos que aprender a sonreír con la mirada y transmitir esa cercanía, que las personas a las que ayudamos sientan que Dios está con ellos, que les acompaña y no les ha dejado solos.

¿Qué les dirías a todos los que, desde aquí, colaboraron en la campaña de ayuda tras la tragedia?
Sólo puedo decir "gracias". Sé que España es un país muy solidario, lo he visto muchas veces, lo estamos viendo ahora, con otras tragedias que suceden. Los españoles se ponen en el lugar del otro, son sensibles al sufrimiento. Deseo que Dios les mantenga ese espíritu siempre, y que les devuelva su ayuda multiplica con creces. Gracias a todos, de corazón.

Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.