El Socio Local, las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, llega a Elmina a mediados de los años 80 y rápidamente, las Hermanas empiezan a centrarse en los sectores más necesitados de la sociedad local.
La situación a la que se enfrentan es desesperante: la economía de la zona es paupérrima, el 70% son agricultores o pescadores de autoconsumo. Las casas de todos los poblados de la zona son de barro; están muy deterioradas y suelen estar habitadas por familias de 8 o más personas.
Las condiciones sanitarias y de higiene son nulas. No hay centros de salud ni de medicina preventiva, las enfermedades más frecuentes son el paludismo (la malaria), el cólera, la úlcera de Buruli, la lepra y la polio, así como infecciones de la piel. No hay agua corriente ni alcantarillado. Las infraestructuras son inexistentes. Se utiliza el agua de los arroyos para la cocina y el aseo personal, y se reserva el agua de la fuente o pozo para beber.
Estas labores son realizadas principalmente por niñas o chicas jóvenes las cuales son relegadas dentro del injusto sistema tribal local e incluso a muchas, se le impide acudir a clases, por tener que cuidar de la casa, ir a por agua o tener que cuidar del fuego.
Para luchar contra esta problemática, las Hermanas gestionan el St. Mary’s Girls Vocational Centre (centro de formación profesional) que persigue el objetivo de ayudar y empoderar a las jóvenes locales en su formación para que consigan ser autodependientes. Es el presente y futuro para la mujer ghanesa en Elmina.
Las Hermanas trabajan con chicas de muy bajo nivel económico, con dificultades familiares, que no podían continuar o no se les dejó continuar con sus estudios, por lo que se daban fácilmente a la prostitución. Su misma familia las embarcaba hacia Costa de Marfil con este único objetivo. El Centro se ocupa de estas jóvenes de la zona, siendo uno de los más valorados en el país, por la experiencia de trabajo en la zona desde hace más de 38 años, la seriedad y profesionalidad de la formación que se imparte, con un largo historial de exalumnas en distintos puestos de trabajo en el país, y la obtención de certificados de estudios cuando acaban el ciclo formativo, tanto el oficial del Ministerio como el propio del Centro. Las alumnas no solo reciben una formación básica, sino que estudian un oficio para que puedan ser autosuficientes, manteniendo además la filosofía de la escuela y aprendiendo valores.
Necesidad: Con el paso de los años, las tuberías que transportan el agua y cañerías del centro se han deteriorado bastante. El agua apenas corre y durante largos periodos del año sale sucio y llena de barro. Para evitar que se estropeen completamente los sistemas de agua, es necesario necesarios sustituir las viejas por nuevas tuberías, sobre todo aquellas que llegan hasta los baños y las que llegan a las aulas de formación en cocina del centro. Por otro lado, las Hermanas también quieren llevar tuberías de agua hasta el pequeño jardín de que dispone el centro para una futura huerta de verduras para vender y así enseñar a las estudiantes y a las que quieran aprender gestiones agrícolas y también conseguir una parte extra para el sostenimiento del centro.