Promoción de la salud nutricional y salud sexual en la zona rural. FASE II: Creación de habilidades y recursos para familias sin ingresos.

Promoción de la salud nutricional y salud sexual en la zona rural. FASE II: Creación de habilidades y recursos para familias sin ingresos.

¡Proyecto finalizado!

País: Ruanda
Área: Mugina
Beneficiarios: Directos: 2.206 Indirectos: 28.800
Presupuesto: 122.849,00 €
Fecha de inicio: 03/08/2015
Fecha de fin: 03/08/2017

Descripción

Ruanda

La desnutrición en Ruanda es un grave problema que afecta al 43 % de la población infantil. Esta problemática se incrementa en la zona rural, donde la falta de conocimientos y formación agudiza esta situación. En este contexto trabaja la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana en Ruanda desde el año 1981.

El presente proyecto pertenece a una nueva estrategia de actuación, iniciada en 2013, de Fundación Juan Bonal en Ruanda. Esta nueva forma de trabajo ha cumplido una exitosa y esperanzadora primera fase. La evaluación realizada destacó la eficiencia y el impacto de esta estrategia de trabajo.

Este proyecto tiene los siguientes ejes principales: 1) Participación activa de beneficiarios, población local, y actores locales públicos y privados; 2) Fortalecimiento de recursos locales y generación de sinergias de trabajo; 3) Formación, sensibilización y asesoramiento continuado y 4) Empoderamiento (de capacidades y habilidades) de la población local para la obtención de una seguridad alimentaria en las familias.

Esta II fase surge del consenso entre las Hermanas, los beneficiarios y otros actores locales. Por todo ello, se va a continuar, de una forma periódica, con la formación y sensibilización, tanto a los trabajadores del proyecto como a los beneficiarios.

Pero en esta II fase, se incluye un importante avance, y es la formación en aspectos relacionados con asociaciones, cooperativas y proyectos generadores de ingresos. El objetivo es ayudar a la creación de habilidades y capacidades en la población local que les permita su desarrollo y empoderamiento de una forma autónoma.

Como decimos, durante la evaluación de la I fase del proyecto se pudo comprobar el éxito del mismo en las distintas reuniones y charlas que se mantuvieron con la población beneficiaria tanto en Mugina como en Kivumu. Resumimos a continuación los impactos detectados:

1) Impacto metodológico. El presente proyecto ha supuesto un antes y un después en la forma de trabajar en la zona, tanto por parte del socio local como de los beneficiarios y trabajadores. Así, lo han expresados distintos informantes. La presente actuación destaca por trabajar sobre la causa de los problemas de la desnutrición.

2) Impacto sobre los recursos humanos con la creación de una red local de trabajo formada. Ruanda carece en las zonas rurales de personal formado. El contar con una red de trabajadores cualificados en las zonas de Mugina y Kivumu es un valor muy importante para el desarrollo de estas zonas rurales. Es complicado medirlo y cuantificarlo pero el impacto en desarrollo es importante.

3) Impacto en la seguridad alimentaria: innovación en nuevas técnicas de cultivo. Durante la evaluación se ha podido acreditar la creación de 211 huertos familiares, de los que 172 siguen operativos, lo que supone un 82 % de eficiencia.

4) Impacto sobre el cambio de mentalidad: durante la evaluación se ha podido testar un cambio de mentalidad en la población beneficiaria. A pesar de sólo 12 meses de ejecución se ha podido observar cambios de opinión y actuación. A continuación algunos datos y hechos que lo acreditan:

4a) En la actualidad (enero de 2015) 126 mujeres de las 211 atendidas, hierven el agua para consumo, lo que supone un 60 % de la población atendida. Todas las mujeres han plantado huertos de verduras. Atrás quedaron pensamientos en los que opinaban que hervir el agua o plantar verduras era sólo de gente rica.

4b) 185 jóvenes se han beneficiado de una forma directa del proyecto. Estos, a su vez, han sensibilizado a un total de 2.500 jóvenes en Mugina (el 8 % de la población) y 2.034 en Kivumu (un 6 % de la población). Ha existido un importante cambio de mentalidad sobre todo en aspectos relacionados con el Sida. Ya no tienen miedo a hablar sobre ello, saben cómo prevenirlo y conocen más sobre la enfermedad. También el cambio en la relación entre hombres y mujeres ha sido muy importante. Este cambio de mentalidad es un impacto muy importante en la zona ya que previene actuaciones futuras, evitando situaciones de riesgo de conflictos en las familias.

4c) Cambio en la mentalidad sobre las formaciones. En muchos países africanos las personas cobran por acudir a las formaciones. Esta metodología se ha comprobado como errónea al desvirtuar el objetivo de las formaciones: el aprender. En este proyecto se ha negado este pago, aunque fue solicitado por los jóvenes. Pasados varios meses, los jóvenes, decían que entendían el valor de la formación y que los que tendrían que pagar serían ellos por recibirla.

5) Impacto sobre desnutrición: se han atendido un total de 211 niños. De ellos, a la fecha de evaluación sobre el terreno (enero de 2015), 163 niños habían sido curados, lo que supone el 77 % de los niños atendidos.

En la foto de portada puedes ver a Kabanda Sylvere con su familia durante la evaluación de la I fase del proyecto. Entró en el proyecto porque una de sus hijas presentaba desnutrición, por lo que fue atendida desde el Centro Nutricional de las Hermanas de Santa Ana en Mugina. Ahora podemos decir con satisfacción que ya está curada. Además, dispone en su casa de dos huertos piramidales con verduras variadas que ayudan a asegurar una alimentación adecuada para toda su familia. Puedes ampliar esta información sobre Kabanda en la web de Fundación Juan Bonal copiando el siguiente enlace:

http://www.fundacionjuanbonal.org/noticia.aspx?i=232

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