Un "gracias" infinito a la solidaridad de los padrinos

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03/08/2022

Hablamos con la Hermana Homaira, que lleva 20 años realizando un importante trabajo social en Villagarzón, Colombia.

¿Cómo es el trabajo que realizáis en el ámbito educativo?
En el área urbana tenemos el Colegio Plácido Camilo Crous, que desarrolla intensamente el Programa de Apadrinamientos de Fundación Juan Bonal, y es un éxito. En el área rural tenemos varios colegios. La diferencia entre ambos medios, el urbano y el rural, es muy grande. En las zonas rurales, a veces, no hay servicios básicos, ni luz ni agua. Ahora, en Villagarzón, hay luz y agua, pero no potable (en todo el Putumayo es así), y también empieza a haber los primeros alcantarillados y están comenzando a pavimentar algunas calles. Además está llegando la internet, pero es muy básica y con un precio muy elevado.

La pandemia ha supuesto un antes y un después, ¿qué consecuencias ha tenido en vuestros colegios?
El Gobierno prohibió la circulación de personas y no había internet, así que los chicos han estado casi 6 meses aislado, con todo cerrado. Las Hermanas comenzamos a pensar qué hacer, y se nos ocurrió iniciar con los chicos unas actividades de emprendimiento con bonos. Empezamos con la cría de animales: pollos, gallinas, cerdos, peces... Pocos ejemplares, algo sencillo, pero funcionó. Los chicos disfrutaron criando a los animales y ganaron un dinero, un éxito que les mantuvo ocupados y hacía que estuvieran muy contentos.
Les ha gustado mucho la experiencia y este año han querido repetirla. Cada uno elige los animales que quieren criar y lo solicitan. Han vuelto a la escuela, aunque no al 100% todavía, y compaginan los estudios con esta actividad. Gracias a ella pueden comprar material y uniformes, alguno incluso se ha podido comprar un teléfono móvil.
Ahora, queremos extender esta actividad a la zona de Bucaramanga, pero enfocada a los padres. Estamos estudiando cómo hacerlo para poder ayudar a los padres de las familias de los niños apadrinados.

También se hacen actividades relacionadas con el medio ambiente.
Sí, a los chicos les interesa mucho. Siembran árboles para mantener el cuidado de las cuencas hidrográficas. También hacen jornadas de reciclaje de materiales plásticos y envases. Es muy positivo para ellos y para el medio.

¿Qué principales dificultades encontráis en el día a día?
La mayor dificultad ahora es que los chicos llevan 2 años alejados de los estudios a causa de la pandemia, y han perdido muchos hábitos de concentración y estudio que deben recuperar. No hacían más que dormir y pasar el tiempo de manera perezosa.
En esto, el apadrinamiento nos ayuda mucho, porque conlleva que el chico acuda al colegio. Queremos que recuperen hábitos y costumbres útiles para ellos, para que puedan formarse correctamente.

Tras la etapa del colegio, ¿continúan sus estudios?
En nuestra zona no hay universidades, y es difícil para estos chicos salir de donde están y acceder a estudios superiores. Además, sería muy caro, imposible para ellos. No tienen las mismas oportunidades que los chicos en la ciudad.
Algunos chicos apadrinados han logrado obtener una beca, y ya están terminando estudios superiores en las universidades públicas del país. Son niños que fueron apadrinados y que un día se habrán convertido en profesionales.

¿Qué es lo más motivador para ti del trabajo que realizas?
Poder compartir cosas con las personas, escucharles... Tener una misión y ser útil.

¿Cómo ves el futuro del Colegio?
Antes todo era benéfico, ahora hemos alcanzado un nivel aproximado del 80% de educación sostenible. Es un proceso, esto se completará y en el futuro habrá una educación sostenible en el Putumayo. Los profesionales que han estado en la universidad vovlerán aquí y ayudarán a que todo mejore, y aún lo hará más. Ya vemos el cambio en nuestro pueblo joven (tiene tan solo unos 70 años de antigüedad), y estamos viendo un desarrollo que continuará.

¿Cuál es tu mensaje para los padrinos y benefactores de la Fundación?
Les diría que no alcanzan a ver la transformación tan grande que se produce en el niño gracias al apadrinamiento: le están dando vida, oportunidades...
Es una pena que no puedan alcanzar a ver todo lo que supone el apadrinamiento. Les envío un "gracias" infinito, porque esto no sería una realidad sin su solidaridad.

Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.